Por mi parte no sé nada con certeza,
pero la visión de las estrellas me hace soñar.
(Vincent Van Gogh)

Desde el sanatorio en el que estaba internado, Van Gogh pintó el que quizá sea uno de los cielos nocturnos más bellos de la pintura. Iluminando el pequeño pueblo de St. Rémy de Provence, el pintor nos muestra un cielo que parece en movimiento: estrellas titilantes, una radiante luna creciente y dos espirales que se abrazan entre sí. En primer plano, un gran ciprés nos hace darnos cuenta de la distancia a la que se encuentra el artista, recluido y cercano al ocaso de su vida.

En esta interpretación hemos intentado abstraernos del color y dejar la fuerza al trazo: se ha dado protagonismo a las líneas de movimiento de las espirales y se ha querido representar el halo de las estrellas y el brillo de la luna mediante pequeños discos que reflejan la luz. El pueblo queda apenas dibujado por finas líneas de grabado, intentado transmitir la sensación de quietud en la noche.

Esta pieza está disponible en acabado plata y oro. Está diseñada para ser colgada en la pared, pero también disponemos de una versión de sobremesa con pie plano.

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